¿Que es la fatiga pandémica?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denominado fatiga pandémica al cansancio derivado del agotamiento que están creando las prolongadas medidas y restricciones generadas por la pandemia por COVID-19.
Han pasado casi dos años enfrentándonos al coronavirus, y acaba pasando factura en nuestra salud física y mental. Hemos aprendido a teletrabajar, a saber, qué es un EPI, a vivir sin salir de casa y sin abrazar a nuestros seres queridos, a enfrentarnos a las diferentes olas y la información diaria sobre la incidencia y la tasa de infectados y fallecidos.
Estamos cansados, agotados, y esta situación hace que nos sintamos desmotivados, con una sensación de incertidumbre constante que puede generarnos síntomas de ansiedad o depresión.
¿Por que se produce?
la fatiga pandémica aparece de forma gradual en el tiempo y está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo. Entre los factores que la pueden producir destacaría:
Incertidumbre por una situación que parece no acabar
La situación económica las diferentes variantes, nuevas olas y todo lo que estamos viviendo nos crea un desgaste acumulativo.
Excesivo control para evitar caer enfermos
Esto fuerza a nuestro sistema hormonal y endocrino de manera constante.
Continuidad de las restricciones y cambio de hábitos individuales, encuentros sociales limitados
Lo que deriva en malestar psicológico
Consecuencias para la salud
Para muchas personas, la fatiga pandémica trae consigo mayor estrés, insomnio, irritabilidad, cambios de humor, aburrimiento, problemas de concentración y sentimientos de angustia y ansiedad.
Además, es como el pez que se muerde la cola: cuanto mayor es el agotamiento, más aumentan la desmotivación, el desgaste físico y el malestar psicológico.
Emociones que pueden verse afectadas
La fatiga pandémica comprende un amplio abanico de emociones
- Ansiedad
- Frustración
- Apatía
- Desconfianza
- Desinterés
- Aburrimiento
- Tristeza
- Ira o irritabilidad
- Nerviosismo
- Estrés
Dependerá de los momentos y de las personas para que se presenten unas u otras
¿Que podemos hacer?
Cuida tu cuerpo:
- Duerme lo suficiente. Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días. Sigue tu horario habitual de sueño y vigilia, aun si te quedas en casa. realiza una adecuada higiene del sueño
- Haz actividad física de manera regular. La actividad física regular y el ejercicio pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Encuentra una actividad que incluya movimiento, como danza, o aplicaciones para hacer ejercicio. Sal al aire libre, como un sendero natural o tu propio patio.
- Come de manera saludable. Elige una alimentación equilibrada. Evita comer comida chatarra y azúcar refinada. Limita la cafeína, ya que puede agravar el estrés, la ansiedad y los problemas para dormir.
- Evita el tabaco, el alcohol y las drogas ilícitas. Si fumas tabaco o si vapeas, ya tienes un mayor riesgo de sufrir enfermedades pulmonares. Dado que la COVID-19 afecta los pulmones, tu riesgo aumenta aún más. Consumir alcohol para hacer frente a un problema puede empeorar las cosas y reducir tu capacidad de afrontar una situación difícil. Evita tomar fármacos como medio de afrontamiento, salvo que tu médico te haya recetado medicamentos.
- Limita el tiempo frente a las pantallas. Apaga los dispositivos electrónicos durante cierto tiempo al día, incluso entre 30 y 60 minutos antes de acostarte. Haz un esfuerzo de manera consciente para pasar menos tiempo frente a una pantalla (televisión, tableta, computadora y teléfono).
- Relájate y recarga energías. Reserva tiempo para ti mismo. Unos pocos minutos de tranquilidad pueden ser reconfortantes y ayudar a calmar la mente y a reducir la ansiedad. Muchas personas se benefician con ciertas prácticas, como respiración profunda, taichí, yoga, atención plena o meditación. Date un baño de espuma, escucha música, lee o escucha un libro narrado, haz lo que sea que te ayude a relajarte. Elige una técnica que funcione para ti, y practícala con regularidad
Cuida tu mente:
- Mantén tu rutina habitual. Mantener un horario diario habitual es importante para tu salud mental. Además de mantener una rutina habitual a la hora de acostarte, ten horarios regulares para preparar las comidas, bañarte, vestirte, trabajar o estudiar, y hacer ejercicio. Asimismo, dedica algún tiempo para hacer actividades que disfrutes. Esta previsibilidad puede hacerte sentir que tienes más control.
- Limita la exposición a los medios de comunicación. Las noticias constantes sobre la COVID-19 en todos los tipos de medios de comunicación pueden intensificar el miedo a la enfermedad. Limita el uso de redes sociales que puedan exponerte a rumores e información falsa. Asimismo, evita leer, escuchar o mirar otras noticias, pero infórmate frecuentemente sobre las recomendaciones nacionales y locales. Busca fuentes confiables, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Mantente ocupado. Las distracciones saludables pueden alejarte del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la ansiedad y la depresión. Disfruta de pasatiempos que puedas hacer en casa, como leer un libro, escribir en un diario, hacer manualidades, jugar o cocinar una nueva receta. Identifica un nuevo proyecto u organiza ese armario como te prometiste hacer algún día. Hacer algo positivo para controlar la ansiedad es una estrategia sana de afrontamiento.
- Concéntrate en los pensamientos positivos. Elige enfocarte en las cosas positivas de tu vida, en lugar de hacerlo en lo mal que te sientes. Considera comenzar cada día con una lista de las cosas por las que estás agradecido. Mantén un sentido de esperanza, esfuérzate en aceptar los cambios cuando se presentan, y trata de considerar los problemas en perspectiva.
- Usa tus valores morales o tu vida espiritual como apoyo. Si tus creencias te dan fuerza, pueden brindarte consuelo en momentos difíciles y de incertidumbre.
- Establece prioridades. No te abrumes al crear una lista de cosas que te cambiarán la vida y que quieres lograr mientras estás en casa. Fija metas razonables todos los días y haz un esquema de los pasos que puedes seguir para lograrlas. Date crédito por cada paso que des en la dirección correcta, sin importar lo pequeño sea, y acepta que algunos días serán mejores que otros.