Una adecuada gestión de la incertidumbre pasa por aceptar que existen múltiples situaciones que nos afectan y que no dependen de nosotros. Y esto pasa también por repensar los conceptos de ‘cambio’ y ‘futuro’ tan asociados a la gestión de la incertidumbre.
A medida que una persona madura, tiende a tolerar peor los cambios porque aspira a vivir una vida tranquila y sosegada y esos cambios se perciben como una amenaza, no como una oportunidad o un beneficio. Pese a que, por supuesto, no todos los cambios sean positivos, son inevitables, por lo que estar abiertos a la adaptación es la postura práctica.
Por otro lado, la noción de futuro tiende a inquietar porque se escapa de nuestro control, pero la mejor forma de afrontar el futuro es decidir cómo queremos vivir nuestro presente.
Pero como posemos afrontar el miedo a los cambios futuros.
En primer lugar, «aceptando», aceptando que las cosas son inciertas, que la incertidumbre forma parte de nuestra existencia y que no podemos tener todo bajo control. Que las circunstancias son variables, y que muchas veces no podemos prever lo que sucederá.
En segundo lugar, pues, os diría, que después de aceptar, recurramos a la “confianza”, ¿parece un poco paradójica verdad? Confianza en nuestras propias capacidades y recursos, y confianza en la ciencia y el conocimiento que la humanidad ha acumulado a lo largo de los años. Todo lo que hemos conseguido hasta ahora, nos hace ver que siempre nos movemos hacia las soluciones, y que somos a pesar de todo, supervivientes. Quería hablaros de una técnica psicológica, que se utiliza sobre todo en terapia Gestalt y que puede servirnos para manejar la incertidumbre, es la técnica del anclaje y que sirve para recuperar estados emocionales pasados. Rescatando experiencias anteriores de nuestra memoria, evocando momentos donde hemos conseguido superar grandes inconvenientes y adversidades, traemos ese estado emocional al momento presente, estado de mayor tranquilidad, de confianza en nuestras capacidades y recursos ,y conseguimos manejarnos un poco mejor en la incertidumbre.
¿Que más podemos hacer para tolerar mejor la incertidumbre?
- Actuar de forma sana ante ella.
- Acepta que tienes preocupaciones y miedos, es totalmente normal, no intentes eliminarlos. Intenta compartirlos con alguien de confianza que sepas que te va a apoyar.
- Trata de estar presente y evita elucubraciones sobre lo que podría pasar en el futuro. Controla aquello que sí puedes con tu actitud y tus acciones, hoy.
- Céntrate en metas y acciones sencillas que sí que puedes realizar.
- Busca la información justa y de fuentes fiables.
- Ante situaciones difíciles de incertidumbre no te descuides a ti mismo.
- Sigue haciendo tus actividades habituales, sobre todo aquellas que te reconforten para no caer en el hartazgo y la depresión.
- Permítete más momentos de descanso para dar cabida a las emociones que estás sintiendo.
- Evita funcionar de forma automática con tus emociones y activa tu lado racional.
- Cuando sientas que la situación te sobrepasa… ¡para! ¡sé consciente!
- Piensa antes de dejarte llevar y elige cómo quieres actuar.
Todas estas prácticas mejoran el funcionamiento en situaciones de incertidumbre y ayudan a tomar mejores decisiones, con lo que obtendremos mejores resultados a largo plazo.